¿Y cómo serían los ojos de San Francisco? Estaban como la hondura de la flor, mojados siempre de ternura.
Habían recogido las suavidades que tienen algunos cielos y su fondo estaba mullido de amor. Le costaba cerrarlos sobre el campo cuando anochecía, después de haber besado el mundo con la mirada desde la primera mañana.
A veces no le dejaban caminar; se prendían en un remanso o en una rama florida, como el hijo al pecho materno.
Le dolían de tiernos, le dolían de amor.
Motivos de San Francisco
Gabriela Mistral
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