lunes, 10 de julio de 2017

Plegaria

Señor...
no permitas que los sufrimientos me roben la juventud del alma.

No permitas que me roben la dulzura, que turben la luz de mi mirada, que congelen la sonrisa de mis labios.

Que mi vida sea una eterna primavera donde el trabajo y los sudores hagan brotar más frescas las flores.

No te pido que me prives de sufrir, sino que me enseñes.
Quiero pasar por ellos como pasa el arroyo entre las piedras sin herirse.

No quiero que mi alma, como la vieja montaña, muestre señales de pasadas desventuras.

Sólo la calma y la sonrisa que a mi labio acuda quiero que encuentren las miradas puras.

Amén.

                Luis Ardiles